El Rincón de Lorea

Bueno… ya está, ya he cerrado la puerta del libro, como tú me pediste, ya nadie podrá firmar, aleja de ti esa tristeza, ven acá, deja que te seque esas lágrimas y fúndete conmigo, sé cuanto lo necesitas, sé cuanto dolor hay en ese pecho que ahora está agitado, no olvides que sólo yo sé cómo te sientes, ¿o acaso has olvidado que fuiste tú quien me creó? sólo yo sé lo que ha supuesto para ti cerrar con llave este lugar, esa parte de nosotros, y de tantos amigos; por eso quiero que lo escribas, que dejes aquí reflejado este momento tan significativo, quizás así, aquellos que sólo vieron en este Rincón un lugar como otros muchos, entiendan que no es así.

¡Mi querida Lorea, ese corazón tuyo acabará dándote un disgusto cualquier día! Y no lo digo porque vaya a pararse, sino porque estallará en mil pedazos por todo lo que encierra, poca caja para guardar tantos sentimientos… Anda, siéntate un momento aquí a mi lado y vamos a tomarnos un respiro ¿vale? Deja ya ese llanto o no podremos hablar, y hay tanto que decir… Tu Rincón… y mi Lorea, solos los dos, ¡qué  inquieto silencio! ¿No te parece? ¡Qué soledad tan inmensa nos acomete! ¿Eh? Ni una risa, ni un murmullo… qué quietud invade todo ¿verdad?... cómo echo de menos el bullicio que forman los Loreanos, así me gusta… sonríe… ya decidiremos qué hacer ¿vale? ¿Más tranquila? Ahora piensa en ti y escribe lo que pasa por tu cabecita.

Aquí estamos, tú y yo, en la más absoluta intimidad, tomándonos un tiempo para nosotros, para ti y para mí, para El Rincón y para Lorea, solos, como empezamos, qué rápido ha pasado el tiempo,  parece todo tan lejano, y sin embargo… bueno, voy a dejar que llenes esa hoja en blanco que tienes frente a ti, cuenta cómo te sientes, aunque no te lea nadie, hazlo por ti, arráncate esa espina que tanto daño te está haciendo, yo me sentaré a tu lado y te miraré sin decir nada, como tantas veces, sólo rodeándote con mis brazos para que sientas que todo ha tenido sentido. Vamos, o luego todo perderá su esencia… ahora que bulle dentro de ti es el momento.

EL RINCÓN DE LOREA… elegí ese nombre para ti desde el primer día que me rondaste en la mente, ¿lo recuerdas? Fíjate, tanto tiempo aquí y los Loreanos no lo saben, no les he contado por qué mi necesidad de ti… como tú dices… es el momento.

Era una tarde de… creo que era otoño como ahora ¿no? ¿O era verano? Me falla la memoria, amigo mío, hace tanto de aquello… pero bueno, eso es lo de menos. Aquel día yo había hecho un pequeño escrito sobre una niña.

Se llamaba Lorea, era la primera vez que me atrevía a plasmar algo en serio sobre mí en un papel,  y la verdad, no sé por qué sentí aquella necesidad, recuerdo que, al terminar, algo dentro de mí se había liberado, no sabría explicar qué, pero mis alforjas eran más livianas, eché la silla hacia atrás y me dispuse a leerlo, como si leyese algo que otra persona hubiera escrito, quería ser objetiva. Según las letras iban pasando ante mis ojos, la sensación de angustia iba invadiéndome como lo hiciera entonces, había  vuelto al pasado, volví a revivir todo y a sentir  lo que creí  olvidado, pero no era así, me di cuenta de que mis palabras hacían que todo lo que había permanecido oculto en algún rincón de mi mente se escapara, liberándose de nuevo, me sentía orgullosa de haberlo conseguido, podía transmitir lo vivido, deseaba que alguien más le echara un vistazo y me diera su opinión, a mí me gustaba, pero ansiaba conocer otro punto de vista, ¿sería capaz  otra persona de percibir lo que mi voz callaba?

Aquel texto describía a una mocosa con el pelo alborotado y las rodillas llenas de viejas heridas, corriendo a través de un prado verde cuajado de margaritas, llevaba las manos en cruz,  la carita bañada en lágrimas,  la ropa empapada por la lluvia y los zapatos encharcados, haciendo que a cada paso que diera saliesen burbujas de agua de ellos, todo su empeño era correr, alcanzar algo, y en su largo recorrido,  su pequeño cuerpo se dejaba acariciar por las tupidas yerbas que casi la tapaban por completo, de pronto, se detuvo, el agua resbalaba por su pelo, por su ropa, por sus manos… frente a ella, su amigo, un viejo roble situado casi en el centro del prado, la observaba inmóvil, su enorme cuerpo clavado a la tierra la estaba esperando, las ramas que salían de él estaban listas para abrazarla como a ella le gustaba, se dejó ir hacía él y se fundió con aquel tronco frio , pero que a ella le quemaba, no sabía cuánto tiempo permaneció allí en silencio, escuchando como el sonido de la lluvia se enlazaba al de sus sollozos.

¡Espera, Lorea! deja que seque tu teclado,  ya puedes continuar…

Ya no recuerdo cómo continuaba, pero sí cuando llena de ilusión enseñé aquel escrito en casa, me sentí como una diosa, como si hubiera tocado el cielo con la punta de los dedos, por primera vez había dejado en un documento un pedacito de mí, esperaba que  me dijera ¡es perfecto! como espera un niño el regalo de los Reyes Magos, llena de ilusión, aunque con un simple ¡me gusta! me hubiera conformado, pero no fue así. Cómo lloré ¿lo recuerdas?

Aquella misma tarde vino un amigo de la familia y le pedí que lo leyese casi a escondidas, para mí era muy importante saber qué opinaba, no quería darme por vencida sin saber… aquella persona, después de repasarlo, me miró fijamente y me dijo, Lorea ¿esto lo has escrito tú? ¿Así eras tú? Sí, le dije yo… ¿Qué te parece? Él, sonrió y soltó un…¡Es precioso, qué descripción!  Sigue escribiendo… tienes madera.

Era más de lo que hubiera pensado… Estaba pletórica, era capaz de trasmitir, de reflejar.

¡Lorea, un momento! ¿Te das cuenta de que cuando alguien lea esto pensará que es un relato? ¿Que te has equivocado de lugar al incluir tu escrito en MOMENTOS?

¡Ay, Rinconcito!, claro que sé que pueden pensarlo, pero… ¿acaso no sabemos tú y yo que todo fue real?, ¡además!, ¿no dijiste que escribiera para mí? Pues qué más da lo que nadie pueda pensar… los dos sabemos que todo es verdad ¿no?, siempre escribí por necesidad y lo sabes, así que no te preocupes… venga, deja que siga, o me olvidaré algo por el camino, y no quiero que eso pase, este momento no volverá a repetirse.

Guardé aquel escrito como si fuera un diamante que no quería perder ni nadie pudiera dañar, lo leía de vez en cuando y, siempre que lo hacía, recordaba algo nuevo que mis dedos añadían. Poco a poco aquel escrito iba creciendo y el dolor iba menguando, hasta que un día descubrí que mi tesoro  había desaparecido, no quedaba ni rastro de él, no tuve que preguntar, sabía muy bien quien se había encargado de destruirlo. Sólo quería saber por qué, qué mal había hecho, cuál era mi pecado, cuál mi delito…

¡Nadie tiene por qué saber nada de tu vida! ¿te enteras? ¡Nadie tiene por qué conocerte!

Recuerdo como bajé la cabeza y dejé que mis lágrimas fluyesen, cuánta impotencia, dolor, rabia… hubiera gritado hasta quedarme afónica, pateado o golpeado hasta hacer sangrar mis manos, pero nada podía hacer, sólo tragarme aquella ira que me corroía como si fuera ácido y meterme en mi habitación a maldecir, había borrado parte de mi niñez con aquel acto, sabía que lo que había sentido al escribirlo no volvería a repetirse, y de hecho así ha sido…

!Lorea sigue, yo he vuelto a vivirlo!

A  partir de entonces eduqué a mi cabeza para que se convirtiera en mi borrador y poder almacenar todo aquello que mis manos debían silenciar, así que mentalmente escribía cada día lo que sentía, lo que soñaba, lo que deseaba u odiaba, lo que me estremecía o hería… no podía ser escuchada,  pero podía soñar, inventar, imaginar, e incluso luchar desde dentro… (momento para limpiarme las gafas)… no me di cuenta entonces, fue mucho más tarde, aquello había conseguido que olvidara cómo comunicarme con el género humano, sólo atendía, aunque pocas veces entendía… cuando salí de todo aquello, cuando conseguí mi libertad, mi mayor deseo era poder expresarme en el mundo real, tener contacto, escuchar y ser escuchada para  poder dejar atrás tanta soledad, tanto silencio. Pero no sabía hacerlo, mis palabras estaban mudas, llenas de miedos, de temor a ser rechazada, ¿cómo mirar a alguien a los ojos sin pensar que era algo prohibido?, estaba perdida, sin saber qué hacer, cómo decir, hasta que con ayuda aprendí a encauzar el caudal que corría dentro de mí y que deseaba salir y arrasar todo a su paso.

Y fue entonces cuando tú volviste a mi cabecita, quería un Rincón propio, un lugar donde gritar sin levantar la voz. Tú fuiste mi regalo, eras sólo un espacio en blanco en medio de la nada, sin forma, sin color, pero eras mío, Vicente te había puesto en mi camino, ¡El Rincón de Lorea! Así te bauticé nada más ver tus paredes desnudas.

Estaba ansiosa por decorarte, por pintarte, por llenarte de luz, de matices, de calor, todo me parecía poco para ti, entre los dos hicimos de ti un lugar tranquilo, acogedor… ya antes de que estuvieras listo, mis dedos habían escrito varios borradores, estaba saturada de ideas, quería llenarte de mí, de todos mis recuerdos, de mi sabor a derrota y a triunfo, quería dejar mi pesado equipaje esparcido por todos lados, hasta que me di cuenta que faltaba algo… seguía estando sola, necesitaba más gente para gritar, más gotas de agua en mi caudal, y poco a poco se fue llenando de vida… de personas, de amigos que también querían exclamar sus silencios, que necesitaban que alguien escuchara sus voces, que secara sus lágrimas y sonriera con sus alegrías, y gritamos, ya lo creo que sí, y nos hicimos entender, y nos arropamos unos a otros, y tú nos cobijaste entre tus paredes, por eso… hoy quiero darte las gracias, quiero sumergirme en esta soledad que tanto necesito y pasear por tus recovecos, llenarme de la paz que me das, quiero agradecerte la libertad que diste a mis alas para que pudieran volar dentro de ti… quiero inundarme de lágrimas como lo hizo aquella niña bajo la lluvia, quiero decirte que me has hecho feliz, que me has llenado de gente maravillosa, cargada de sentimientos nobles, has dejado que te llenemos de flores, de poemas, de tristezas, de alegrías sin ningún reproche, nunca te pareció demasiado para Los Loreanos, entre los que me incluyo, siempre quisiste lo mejor para nosotros, y a cambio te llenamos de vida… Lo siento… yo no quería…

¡Lorea, déjalo ya! !No quiero que te hagas más daño, es hora de que descanses, todos lo entienden, se harán muchas preguntas, pero saben que tenías motivos, son tus amigos!

¡Ven acá, pequeña! han aplacado de nuevo a esa guerrera que vive en ti ¿verdad?

Estás cansada… decepcionada, desilusionada por esa minoría que te ha fallado, lo veo en tus ojos, hazlo, tienes todo el derecho, pero no te apenes de ti misma, eso nunca, no dejes que esto te cambie, a pesar del riesgo que para ti conlleva sigue siendo tú misma, hubo situaciones más duras y no lo consiguieron, ¿van a hacerlo ahora? ¿Vas a dejar que te venzan cuatro? No, no lo permitas, pero has de entender de una vez por todas que no todo es culpa tuya, debes dejar que los demás asuman sus propios errores, sus propias mentiras, sus envidias… tú, sólo has de asumir tu parte, no debes  dejar que condicionen tu forma de pensar ni de actuar, has de ser libre de tomar tus propias decisiones sin pensar en el resto de la humanidad, tu mundo eres tú, mi niña, y ese es el que debes de proteger para poder dar a quien lo merezca esa parte de ti, que es completamente pura, no has de llegar a todos, pequeña, sólo a los que realmente sean capaces de recibirte tal y como eres, tú, a cambio, has de coger aquello que pueda llenarte y complementarte de ellos y desechar todo lo que te dañe, asi que levanta esa carita, mira a tu alrededor, y dime que no vas a abandonarme, que no vas a dejar a tus amigos sin un lugar donde poder reunirse y compartir, dime que vas a seguir luchando para que mi esencia llegue hasta el corazón de aquellos que me sienten como lo haces tú, hay tanta gente que me quiere, que te quiere, que bajo mis brazos y los tuyos se sienten protegidos, escuchados, comprendidos, que no puedes negarles ahora este lugar sólo porque unos pocos te lo pusieron difícil… sigue adelante,  por ti y por ellos. No dejes que se seque ese caudal que tanta falta te hace y al que tanta falta le haces tú.

Tómate tu tiempo, esas gotas de agua esperarán y volverán, ya lo verás, decórame de nuevo, vísteme de Navidad, lléname de Villancicos, de turrones, de cava, e invita a toda tu gente que estará deseando volver a reunirse para celebrarlo con nosotros…

Deja que apague las luces, ve a descansar, se ha hecho muy tarde, han sido muchas emociones, te hará bien dormir… ya  está despertando la mañana y no tardará en venir a buscarte tu amiga Pitxi que estará deseando darte un abrazo…

Ja, ja, ja ¡increíble! He vuelto a hablar en sueños, cómo va a creer nadie que acabo de tener una conversación con una página Web… ¡espera! ¿Y ese escrito? ¡No puede ser!

¡El Rincón de Lorea! (Momentos)  Sabía que no podía haber sido sólo un sueño…

Ahora sí, buenas noches a todos aquellos que, aún sin ver sus nombres escritos, saben que forman  parte de mi vida y de este Momento.

A los que me ayudaron a hacer de este lugar algo único, GRACIAS.

Y a los que intentaron que su esencia se envenenara, nada mejor que mi… (silencio)

(Lorea)